INGREDIENTES:
- 300 g. de soya sin cáscara y que no sea transgénica.
- Litro y medio de agua.
PREPARACIÓN:
- Lavamos bien la soya, descartando granos que estén rotos.
- Ponemos los granos de soya a remojo durante al menos 12 horas. Te recomendamos que las dejes toda la noche remojando.
- Al día siguiente notarás que los granos ahora están blandos, si aun están duros ponlos a remojar unos minutos más.
- Los escurrimos y llevamos a la Prensa Fría o Centro de Nutrición Omega. Ponlo a trabajar y verás cómo produce la leche instantáneamente.
- Si no cuentas con productos Omega®, llévalos a la licuadora sin incluir el agua y después agregando poco a poco, licúa bien para obtener una leche espesa intentando obtener un poco más de su jugo en compañía del agua.
- Si lo hiciste en licuadora ahora hay que colar la leche. Para ello te recomendamos hacerlo con una tela, con el fin de separar los restos sólidos de la leche.
- Ya que tienes la leche la llevamos a una cazuela y ponemos a calentar a fuego medio.
- Cada vez que veas que hierve y sube la espuma, quita la cazuela del fuego para que baje, y después, vuelve a ponerlo y revuelve bien. Haz de repetir esta operación unas 4 o 5 veces hasta que ya no haga más espuma.
- Una vez que hierve sin formar espuma, lo dejamos hirviendo a fuego lento 25 minutos. La soya debe cocinarse bien.
- Retírala del fuego y déjala enfriar, después puedes llevarla a la nevera. Deberás consumirla durante dos días para aprovechar sus nutrientes.
BENEFICIOS: La leche de soya contiene azúcares prebióticos, los cuales ayudan a nuestro organismo, también estimulan nuestro sistema inmunológico, y ayudan a disminuir las toxinas innecesarias de nuestro cuerpo. Además la leche de soya ayuda a reducir el colesterol, ofreciendo una dieta baja en grasas saturadas realmente muy saludable para combatir el riesgo a la cardiopatía coronaria.